Sketchbook - El baúl


En el patio interior de mi casa hay un baúl antiguo sobre el que tengo algunas de mis plantas. 

Es una relíquia del pasado. Cómo un esqueleto prehistórico que a duras penas ha soportado el paso del tiempo. 

Me pregunto de quién habrá sido anteriormente. Qué cosas habrá visto y oído. En dónde habrá estado. Las conversaciones que habrá presenciado. 

Toda la impronta energética que tiene guardada dentro de sí, atesorada en sus entrañas.

Cada vez que lo miro veo mucho más que las maderas que lo sostienen, mucho más que el oxido que corroe su piel metálica.

La decisión de sacarlo al exterior no fue nada fácil. Me resultó incluso dolorosa. Me gustaba cuidar de él y tenía pensado restaurarlo. 

Pero la realidad se impuso al corazón y tuve que aceptar que su lugar ya no estaba dentro de casa.

Por más que su estética me agradara e inspirara su poca practicidad me estaba robando un espacio demasiado preciado y necesario para mí taller.

No estaba dispuesta a deshacerme de él, así que llegamos a un consenso. Podía quedarse en casa, pero tenía que salir al patio. 

Seguiría cuidando de él. Protegiéndolo y admirando su particular belleza. A cambio, el tendría que sostener mi pequeño altar exterior y dejar que la naturaleza sigua su curso fluyendo sobre sí, sin oponer resistencia, hasta que llegué la hora de su propia muerte.

Aceptación. Su función ahora es esta. Y lo seguirá siendo mientras aguante estoicamente cumpliendo su función. Todo lo que nace debe morir. Es parte de las leyes de este planeta. 

Cuando las partes que lo componen dejen de formar un cuerpo completo y se deshagan completamente como las hojas al caer de los árboles, entonces, al fin, podrá volver al origen y ser uno con el todo.


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